Queridos amigos

Estos días me encuentro en las vibrantes y ruidosas tierras de el Sonido. Es el viento el que ahora me lleva y me trae los trémolos rizos de presión que viajan en este aire turbulento, colmado y rebosante de temblores. Desde los acantilados de Babel intento desenredar la confusión de ruidos, estruendos, rumores... Aunque en esta oscuridad nunca los vi, sí que los oigo, rápidos cuando se desplazan en sólidos, más lentos cuando el aire es frío. Ásperos, aterciopelados, metálicos, vienen agudos y se marchan graves a la velocidad de 1 Mach. Algunos se multiplican en un eco especular que pierde intensidad, otros se refuerzan y ganan decibelios en resonancias imposibles. Como un astrónomo ciego intento comprender el Cosmos a través de sus sonidos, de sus frecuencias, de sus tonos, timbres y colores… A veces el milagro sucede, ocurre el silencio, se interrumpen, aparecen, de nuevo, y es entonces cuando en este mundo aural brota el ritmo y con él la música.

 Reciban un saludo afectuoso de un amigo.